Como buen número de creaciones culinarias inventadas el pasado siglo, la Ensalada César tiene fecha de nacimiento, padres conocidos y una curiosa historia. En muchos sitios todavía puede leerse que la Ensalada César nació en los fogones del neoyorkino Waldof Astoria; otros sitúan el alumbramiento en un mafioso casino de Atlantic City; muchos, atribuyen la elección del nombre como homenaje al emperador Julio César. Pero no es así, ni mucho menos.
La historia cierta cuenta que César Cardini, inmigrante italiano mudado a América tras la Primera Guerra Mundial, se hallaba al frente de su modesto restaurante de Tijuana cuando aquel día -más bien aquella noche del 4 de julio de 1924, porque fue en la cena-, recibió en su local a un grupo bastante nutrido de ciudadanos estadounidense que celebraban la fiesta patria.
Cardini se sintió un poco anonadado al ver el número, y los dólares que podían escapársele, ya que al final de aquel día apenas le quedaban provisiones en su despensa. Pero Cardini resolvió el envite con su natural desparpajo, y sacó al comedor, en un carro, casi todo cuanto tenía, para confeccionar así, en directo y a la vista, una propuesta original de ensalada, que fue improvisando sobre la marcha.
Empezó vertiendo en un bol aceite de oliva, realzado con una pequeña cantidad de ajo. Añadió sal y pimienta, y regó con esa mezcla unas hojas de lechuga. Luego añadió unos huevos sancochados, es decir, medio cocidos, apenas un minuto. Sazonó todo con un chorrito de jugo de limón y unas gotas de salsa Perrins. Lo movió todo bien. Y completó la ensalada con un espolvoreado final de queso parmesano rallado y el adorno de unos costrones de pan frito en aceite y ajo. He ahí el milagro de una creación genial llamada a hacer historia: la hoy tan celebérrima, particularmente en todo el orbe anglosajón, Ensalada César.
Otra versión cuenta que en 1939, unos pilotos norteamericanos entraron en el restaurante del Hotel Peñafiel de Tehuacán, en la ciudad mexicana de Tijuana, y pidieron una ensalada, ya que a causa del calor solo les apetecía comer algo ligero. Como en aquel preciso momento, el cocinero del local, un italiano llamado Cesar Cardini, no tenía tomates en la despensa, decidió echar mano de una vieja receta casera de su madre. Cardini preparó así una ensalada a base de lechuga, trozos de pan y queso, y aliñada con una salsa de su propia invención que creó mezclando salsa worcestershire con otra de anchoas y un poco de pimienta negra. El plato fue un auténtico éxito y pronto se convirtió en una de las especialidades de la casa. Originalmente, los clientes la llamaban «la ensalada de los aviadores».
En 1948 Cardini registró la receta en Los Ángeles y la internacionalizó. Lo que patentó fue en realidad la salsa de la ensalada y la denominó “Cardini’s Original Caesar Dressing Mix”.
Con el tiempo la receta ha sido modificada para degustarla con trozos de carne, pollo, huevo duro, panceta frita y crujiente, queso parmesano rallado y otros muchos ingredientes.
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INGREDIENTES:
– 1 lechuga
– 150 gr. de pechuga de pollo
– 100 gr. de cintas de bacon
– 1 o 2 anchoas
– 1 paquete de Picatostes
– 40 gr. de queso parmesano
– ½ diente de ajo
– 1 huevo
– 5 o 6 nueces
– 1 limón
– Aceite de oliva (unos 100 ml. aprox.)
– Pimienta Negra
– Pimienta blanca
– Sal
– 1 cucharadita de mostaza (opcional)
ELABORACIÓN:
Lavamos bien la lechuga y la escurrimos. Una vez bien seca la cortamos y la ponemos en la ensaladera.
Cortamos a tiras la pechuga de pollo, salpimentamos y doramos. Sacamos de la sartén y ponemos sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite. Reservamos.
Doramos las cintas de bacon, las colocamos sobre papel absorbente y reservamos.
Ahora preparamos la salsa. Hacemos una salsa mayonesa con medio diente de ajo troceado, un huevo, una o dos anchoas, media cucharadita de mostaza, un poquito de zumo de limón y pimienta blanca y el aceite de oliva. Introducimos los ingredientes en el vaso (de la batidora), metemos el brazo de la batidora hasta el fondo y empezamos a batir hasta que empiece a emulsionar y, solo entonces, vamos levantando el brazo para que se vaya emulsionando el resto. Reservamos.
Ahora colocamos los trozos de pollo y bacon sobre la lechuga. También colocamos los picatostes, el parmesano laminado finamente y las nueces troceadas.
Aliñamos con la salsa César y servimos.
Bon profit!
Una ensalada estupenda y con crujientes. Y la salsa es como la guinda del pastel. Se me hace la boca agua.